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sábado, 16 de enero de 2010

EL VENTANAL DE GEORGIA O´KEEFFE

La estancia de la imagen es la casa en Abiquiu (Taos, Nuevo México) donde Georgia O`Keeffe (1887-1986) pasó en soledad los años que siguieron a la muerte de Alfred Stieglitz. Ella permaneció allí hasta la suya, 40 años después, alejada e invisible a corrientes, círculos y críticos, tras legar la mayoría de su trabajo y el de su pareja a fundaciones y museos. Ella -y él- conforman dos de los pilares del arte americano del siglo XX: un yin y un yang compuesto por los cielos de Stieglitz (este blog tiene por cabecera
una de sus obras) y la tierra en la que ella encontró su interior
.
Volviendo a la habitación, su mobiliario ligero y cómodo, la luminosidad de su interior y la sinceridad que emana de él, bien pudiera recordarnos a las Case Study Houses que, tras la Segunda Guerra, poblaron el oeste americano. Aquellas casas, que representaban el new way of life, saltaron a la fama a través de los Quiz Contest, en los que el premio final era uno de esos ligeros y funcionales hogares preparados para albergar electrodomésticos, niños y dry martinis.
Pero la estancia de Georgia posee otras cualidades, a pesar de usar los mismos instrumentos.
La luz cenital, común en las Case Study para iluminar el trabajo de preparación de las comidas, encuentra otro uso también productivo en la que se destila entre los rollizos de madera: nos informa que en esta habitación se pinta, lo que también induce a pensar el amplio espacio, no tanto por tamaño como por la ausencia de objetos pesados y la facilidad de retirar a un lado los existentes, sin por ello "desordenar" la estampa del hogar, recurso también utilizado en las Case Study, en las que se liberaba el Living para fiestas infantiles de cumpleaños o veladas que bien podían terminar en juegos de intercambios de pareja.
Pero lo que especialmente distingue esta estancia de aquel hermoso escenario de las Case Study en el que todos, de alguna manera, hemos vivido parte de nuestros recuerdos, es la vista a través del amplio ventanal: a través de él no se enmarca un jardín para barbacoas o un césped que cortar -castigo infantil o liberación de energía sexual del marido insatisfecho- sino un enorme ejemplar de árbol del desierto -quizás un enebro seco- que parece impedir cualquier salida sin esfuerzo. El ventanal se muestra así como un lienzo infranqueable que preside la estancia, concentrado la energía del espacio en su interior.

Georgia O´Keeffe realizó diversos trabajos sobre flores del desierto. En ellos, amplía la imagen del corazón de su aparato reproductor, que acaban por convertirse en objeto independiente. Las referencias a los órganos genitales femeninos son obvias, pero lo que realmente muestran es una lectura de las sensaciones y de la vida desde el cuerpo, desde la caricia. La eliminación de contornos (tan enfatizados en la pintura abstracta de los años de las vanguardias modernas) da paso a una materialidad de la pintura, embarcada en la capacidad táctil del color. La pintora ya había trabajado la idea de música visual, desarrollada por artistas como Weber o Dow, pero da un paso más, abundando en el conocimiento sinestésico, a partir de sus experiencias en el desierto mejicano y en los ritos amerindios. Las relaciones de esta etapa con los mándalas budistas son claras en composición, buscando el centro del objeto, al que se llega tras rodear el cuadro con la mirada, para que ésta vuelva a los márgenes del cuadro a través de los pliegues que lo señalan, en un movimiento de ida y venida similar a las caricias. La idea de creación, vinculada al arte y a la vida, desde una perspectiva femenina compleja e intelectual encontraría sus albores en el arte yónico.

La otra morada de O`Keeffe fue la que compartió con Stieglitz en New York en la planta 21 del Hotel Shelton. En ella realizó los 51 clichés denomidados Bodyscapes. En ellos, palmo a palmo, Stieglitz recorre el cuerpo de la pintora con un sistema de vaivén visual similar al de las flores de O`Keeffe. La subexposición de la foto a la luz permite desdibujar los contornos y hacer más carnal la piel. El sexo de la artista se transforma, con dicha técnica en la puerta negra a un abismo místico de carnalidad.
No fue el único trabajo que realizó la pareja en su "encierro" en el apartamento. De él nacieron las fotografías de Stieglitz sobre rascacielos y la secuela pictórica de ella en las que, de nuevo, aparecen los equilibrios orientales entre cielo y tierra, tal como ambos artistas habían expuesto anteriormente los paisajes americanos, de montañas y cielos inacabables.



O´Keeffe pasó los últimos años de su larga vida creando en su casa de Abiquiu. Dedicó buena parte de su obra a realizar vasijas con sus propias manos, las mismas que fotografió Stieglitz ya con más arrugas y pliegues, acariciando el barro caliente del desierto mejicano: recipientes cargados de caricias, de intención, cuya boca oscura se ofrece al deseo del que la sostiene entre sus manos.

La casa de Abiquiu es actualmente la sede del Museo Georgia O´Keeffe.

Y añado, algunos años después de escribir todo esto este link:
 
https://www.artsy.net/artist/georgia-okeeffe?page=1&sort=-partner_updated_at





2 comentarios:

  1. Sorpresa, has vuelto a abrir el blog a las visitas, has cambiado una letra de tu apodo; me gusta el juego de sentido que logras con ello. De Witz-ard a Witz-art. Has añadido las ventanas [ya te comentaré, pero Blogger in Draft ha añadido un sistema para páginas estáticas que voy a utilizar]. Estás hecho todo un blogger!! :-)

    Y has sacado del armario a nuestra amadísima O'Keeffe. Me alegro que encontraras la foto del ventanal. Su casa en Abiquiu, esa época pictórica, cuando pinta las flores (la amapola que preside la cabecera del blog que frecuentas es de Goergia), todas las gamas rojizas del desierto, el cielo azul en contraste con los huesos de los animales que encontraba: todos esos elementos son para mí como un lugar dentro que me habita, una referencia amplia, clara e inequívoca.

    Precioso post.
    Me acordé en la conversación que tenemos sobre sinestesia que Goergia tiene una serie de pinturas sobre música.

    Ánimo con el blog, compañero ;-) que ya te vas soltando.

    Muchos besos de la candela.

    Por cierto, vaya! con los pechos de la O'keeffe. ;-P

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  2. Me has descubierto a Stieglitz… (de hecho tenía pensado preguntarte de quién era la imagen de portada de tu blog, que me transporta) …y me has revelado a la O’keeffe como algo (bastante) más que una simple pintora de flores norteamericana, a la que mi ignorancia la tenía relegada.
    Espléndida esa habitación.

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