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domingo, 28 de febrero de 2010

DARGER EN EL REINO DE LO IRREAL. HACIA UNA MITOLOGÍA DEL DESPOJO

Llevo algunos días pensando en la invisibilidad. Será casualidad o moda, el hecho es que me compré hace poco un par de libros, con los que estoy : "Invisible" de Auster y "Doctor Pasavento" de Vidal Matas. El de Auster, que apenas he hojeado, tiene un título evidente, pero no esperaba que el de Matas -cuyas expectativas, avaladas por amigos cuya opinión atiendo, están siendo cubiertas- también tratara el mismo tema. Debe tener que ver mi reciente interés con algo personal, quizás el hecho de percibir que se puede aparecer y desaparecer en las vidas de las personas, quizás un cierto cansancio de la misma ciudad en la que -aunque conozco sus claves sociales y estoy de alguna manera presente- ya he perdido la esperanza de encontrar placer en el ser reconocido, que creo haber tenido en algún momento, pero sin convertir ese desinterés en antagonismo, que es otra forma de visibilidad. O quizás será la experiencia del blog, en el que veo lentamente moverse el cuentavisitas sin (excepto un héroe y una heroína) tener la certeza de ser visto o leído: ¿serán visitas por azar? ¿soy visto sin saberlo? :mi intención era un umbral pero esto resulta ser como una mirilla invertida, una sensación parecida a dar una charla a oscuras, con la única luz de las imágenes que se proyectan en la pantalla y delatan las siluetas de un auditorio que puede que esté casi vacío.

Henry Darger (1892-1973) fue un invisible. Pasó su vida -quien crea que la suya ha sido dura que pida perdón- de basurero en Chicago. Sólo fue visible para su casero... porque tenía casa, tenía un hogar habitado por las creaciones de su soledad y si no fuera por esa habitación en la buhardilla a la que subió hasta que sus piernas no pudieron más, hoy pasaría por un homeless (un vagabundo, coño) de esos que ayudan a hacer la digestión de la cena a los buenos españoles, tras haber acostado a sus nenes al ritmo de la canción de las hormiguitas.
Su casero tuvo la culpa de su visibilidad, cosa que quizás no hubiera sido así si éste no hubiera sido el fotógrafo Nathan Lerner, antiguo miembro de la Bauhaus y discípulo de Moholy-Nagy. Pudiéramos pensar que Lerner vio en Darger algo especial, pero realmente lo que pasó fue puro azar, pues sólo hasta que el basurero dejó el alquiler por su artritis y la mujer de Lerner subió a ver la estancia solitaria, nadie sabía que aquel hombre llevaba cuatro décadas creando una obra de más de 15000 páginas y 300 ilustraciones sobre una historia épica a la que tituló "The Story of the Vivian Girls, in What is Known as the Realms of the Unreal, of the Glandeco-Angelinnian War Storm, Caused by the Child Slave Rebellion": la historia más larga jamás escrita. La habitación estaba repleta de papeles encarpetados o amontonados con cariño sobre los muebles que Lerner, en aquel momento interesado en fotografiar vagabundos, supo captar con toda la magia del hallazgo. Destacaba entre ellos la primera edición del mago de Oz. De cualquier cosa se puede hacer arte y Darger construyó sus delirantes dibujos con recortes de prensa, revistas y comics, calcando figuras y coloreando con lápices y rotuladores escolares. El propio bigbang que crea el planeta cristiano Glandeco-Angelinnian nace de la pérdida de un recorte de periódico que obsesiona a Darger, posiblemente autista, sobre el asesinato de una niña que conmocionó a Chicago en 1911. Darger, devoto católico de misa diaria, pidió a la Virgen que se hiciera justicia pero, ante el crimen irresoluto, decide ser el creador del Universo en el que las Vivian Girls (las siete princesitas de la Cristiana Nación de Abbiennia) levantan una rebelión de niños para ajusticiar a los causantes del asesinato, los Glandelinians, unos personajes vestidos de confederados o de profesores que esclavizan y torturan a los críos. La historia, no publicada aún, tiene dos finales opuestos: triunfo de las Vivian y muerte de las heroínas.
En nuestro mundo de la Infantocracia, como acuñó Kundera en "El arte de la novela", los dibujos de Darger pueden resultar despiadados: amputaciones, niños armados, incluso torturas de cuerpos infantiles. Pensar que Walt Disney estaba dibujando en los mismos años sus princesas - nuestras princesas- preconiza nuestra realidad, en el que la televisión nos muestra -con un ligero zapping- las muertes de niños afganos con bombas pagadas con nuestro dinero y anuncios de muñecas que viven en un mundo de fantasía rosa.

Henry Darger, el pobre Henry, fue acusado póstumamente (no hay mayor ignominia) de pedófilo (dibujaba niñas desnudas con pito, producto de su fijación por el niño Jesús) incluso de asesino de la niña Elsie Paroubek cuando la realidad es que, tal como muestra el premiado documental de Jessica Yu, el dibujante sufrió violencia y abusos en su niñez, incluso llegó a crear una asociación para la defensa de los niños, con dos miembros :él y un amigo de misa, posiblemente igual de roto .

La delicadeza de sus recortables, usando imágenes icónicas de la cultura visual norteamericana, el cuidado caligráfico del coloreado y el perfilado, nos evoca la producción Pop, aunque Darger quizás nunca supo quién era Warhol. Él sólo hablaba del tiempo. Llegó a escribir un libro en el que recogió las predicciones diarias del tiempo de Chicago durante dos años. Estaba obsesionado por los tornados, un recuerdo infantil del nacimiento de su hermana perdida, quizás en el camino del arco iris.
Cuando Lerner fue a preguntarle qué hacer con todo lo que había dejado en el cuarto alquilado al hospicio de las Hermanas de la Caridad que lo habían recogido , Darger respondió "it´s too late ". Ya era visible.



Os dejo links del documental de Jessica Yu.

primera parte
segunda parte
tercera parte


y algunas músicas que se me han cruzado mientras escribía el post.

















6 comentarios:

  1. ¡¡Interesantísimo post!! Tanto por la perspectiva elegida para tratar el tema de la invisibilidad, como por el personaje: tremenda historia. Y de nuevo me pregunto porqué me fascinan tanto esos personajes que viven al borde del abismo, ya sea social o mental. Desde pequeño ya, cuando perseguía a todos los vagabundos que pasaban por Azuaga para charlar con ellos, y a la par desarrollando mi admiración por los músicos de Rock, que en un principio eran unos “arrastraos”; siempre ando flipando con ese tipo de personas.
    Por otra parte, ¿cuántos Darger se habrán vuelto invisibles para siempre por falta de un Lerner que los hiciera reales? ¿Y Darger hubiera sido Darger si hubiera estado expuesto a las miradas del resto del mundo? Probablemente no, ¿verdad?
    “El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas, es ojo porque te ve” Machado dixit.
    En cuanto al tema de la visibilidad y la invisibilidad social en Azuaga, bueno, pues casi mejor pasar por ser Griffin (el invisible clásico, el de Wells) y que te dejen en paz.
    Que razón tenía Kundera al crear ese término: Infantocracia, aunque yo daría un paso más y calificaría nuestra sociedad (occidenatal, jejeje) actual como una “Infantodictatocracia”.
    Me reservo un rato de calma para ver el documental de Jessica Yu.

    P.E.: No te desalientes si no hay demasiados comentarios en el blog, está visto que a tus visitantes les cuesta hacerse visibles y, además, en este caso el que debe ser visible eres precisamente tú.
    Aunque está claro, VISITANTES, que un comentario siempre anima a seguir en la brecha.

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  2. Hermano witz-art, finalmente he dedicado un rato a tu blog y me ha gustado mucho, así que ahora seré una hermana visible.

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  3. Bueno, bueno...asoman caritas...me alegro mucho que os vayáis animando, sincerely.
    Creo que Darger, más allá de sus limitaciones psíquicas, tiene una idea de la infancia muy oportuna, muy necesaria. Parece ser consciente de la capacidad que la niñez tiene para con la vida, la intensidad que supone, no como tiempo recordado o tiempo fuera de la vida madura, sino como tiempo en el que ya se está presente...No se nos ocurriría pensar que en nuestros dieciséis amos no éramos ya nosotros: con siete es igual. De hecho, la infanto(dictato)cracia se basa en cauterizar esa época de nuestras vidas y convertirla en un paraíso perdido: de ahí la idea de la inocencia y lo peor del mundo Disney. Las Vivian son niñas, pero son personas "maduras" a los ojos de Darger, en cierta forma. Ahí encaja mucho la imagen del Niño Jesús, que es Dios aún siendo niño. Esta idea transmuta la forma de las cosas, las texturas. Eso está muy bien reflejado en sus dibujos, de manera instintiva, claro está.
    La invisibilidad de Darger es lo que le propicia esa lectura. Desde lo visible (bajo una moral) hubiera sido imposible.

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  4. Witz-art, cómo te entiendo con lo de dar una charla a oscuras... jaja Hay ojillos ahí fuera, agazapados.

    Me encantó este post cuando hice la primera lectura y hoy -después de leerlo otra vez- me ha vuelto a encantar. Veo que te vas soltando, compañero.

    Gracias por acercarme a Darger. Sabía de él de pasada. Una historia fascinante. Tengo predilección por los outsiders.

    Muy interesantes las preguntas que lanza Ale: "¿cuántos Darger se habrán vuelto invisibles para siempre por falta de un Lerner que los hiciera reales? ¿Y Darger hubiera sido Darger si hubiera estado expuesto a las miradas del resto del mundo?"

    Con respecto a que fuera acusado de pedófilo póstumamente: qué fácil es juzgar si no se conocen las heridas.

    Las músicas acompañan.

    Besos muchos.

    PD/ ¿Se pueden hacer pedidos? ¿Para cuándo arte caníbal? ;-)

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  5. Hablando de invisibilidad me acuerdo de una historia que alguien me contó hace mucho, que alguien escribió mucho después y que fue transformada en obra de teatro algo más tarde:

    En 1942 el gobierno soviético, en vista de la cercanía a la ciudad de Stalingrado de los alemanes, decide enviar a un lugar seguro las obras de arte del Museo Hermitage(dicen que si permaneces 5 minutos delante de cada obra que existe en él tardarías 5 años en recorrerlo entero)Este transporte me recuerda al expuesto frente al Prado hace unas tres semanas sobre el modo en el que trasladaron sus cuadros a Valencia durante la guerra civil española.

    Un anciano y enfermo guía del museo decide continuar con las visitas a lo largo del mismo explicando a los visitantes cuadros que ya no estaba en las paredes, expresaba los recuerdos colgados en paredes en ese momento desnudas. Me explicaban cuando me contaban esta historia que este señor conseguía relataba los cuadros con tanta pasión, con tanta exactitud, con tanta destreza que los espectadores acababan por verlos e incluso podían apreciarlos y comentarlos.

    Se olvidaron de contarme cual fue la reacción de la gente que después de verlos con la imaginación vio los cuadros en realidad y no quiero pensar en la decepción pero sí en la apreciación de la ausencia de la invisibilidad.

    Apologie

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  6. Si hablamos de Vila-Matas y Auster, el otro autor que sin duda hay que mencionar es Roberto Bolaño. Hace muy poco se ha editado un libro póstumo suyo que escribió hacia 1987 y que se llama "El tercer Reich". Aunque se trata de una novela menor entre sus escritos, participa de algunas ideas que desarrolla en otras obras mayores suyas posteriores como "2.666" o "Los detectives salvajes". Viene al caso ya que en la historia aparece uno de estos personajes dotados de invisibilidad al que llaman "el quemado". El quemado tiene el rostro y parte del cuerpo desfigurado y vive en una especie de cabaña construida amontonando en la playa los patines de playa con los que se gana la vida. Bolaños hace que en el transcurrir del relato vayamos cambiando paulatinamente nuestra percepción del personaje sin que en ningún momento pierda su misterio. Recomendable novela. Y ya sabeis, con Bolaño pasa como con Borges: o no te gusta nada, o se convierte al instante en uno de tus imprescindibles.

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